No hay un libro que nos diga cómo y cuándo implementar tecnología en aula. Hasta ahora, estamos recorriendo terrenos bastante nuevos para la formación.
La implementación de tecnología en aula debería abordarse en las reuniones previas entre Capacitación y la empresa proveedora del servicio. ¿Por qué? Justamente, porque cada empresa tiene sus tiempos, perfiles de participantes y distinto vínculo con la tecnología, dependiendo la rama a la que se dedique.
La incorporación de tecnología en aula puede darse de manera paulatina o –en opuesto- tomar la decisión de sorprender con un cambio rotundo y nuevo.
Se ha visto que las barreras de estas nuevas herramientas no tiene tanto que ver el factor etario, ya que actualmente un empleado Generación X maneja tan bien el celular como un Millenial.
La diferencia radica en la utilización de los dispositivos o pertenencia a redes sociales. Mientras que la red social Facebook está siendo cada vez más utilizada por las X, nuevas redes son conocidas por los más jóvenes de la organización, como por ejemplo Instangram o Snaptchat.
Y es por eso que lo mejor que se puede hacer es la integración y el trabajo grupal a la hora de formar a través de herramientas digitales. De esta forma, se fusionarán no solo diferentes generaciones sino también diferentes formas de ver una herramienta.
A veces, las empresas cuentan con un aula que proporciona una experiencia más global respecto de las nuevas tecnologías, como por ejemplo pizarras digitales o bien la posibilidad de capacitar presencialmente y en otros países al mismo tiempo. Cuando esto ocurre, los participantes se muestran más afines a esta nueva modalidad de formación.
Si no contamos con este tipo de aulas y queremos incorporar nuevas herramientas, se puede optar por algunas dinámicas o ejercicios que involucren algún tipo de dispositivo.
Deberíamos reflexionar sobre estas cuestiones, porque este es un cambio que no podremos evitar.